$\S$ Acaso lo más perturbador del mal es que él es su propio fin. Un acto malvado, en un sentido mítico, no tiene otro propósito que el mismo mal. Para un dios nocturno y vengativo los provechos que pudiera sacar de uno u otro designio son absolutamente irrelevantes: nada puede empobrecer ni enriquecer a un dios. Incluso ante la más desatenta inspección, es claro que el mal nos produce un sentimiento mítico. Se comporta como un dios y, en cierto sentido, lo es. El terror que nos produce es el terror de un numen, de un algo que existe más allá.

$\S$ Es un hecho que estamos, por lo general, equivocados respecto de nosotros mismos. Pero el hecho de que tal estado de equivocación no contradiga nuestra supervivencia indica que debemos estar equivocados in a pretty meaningful way.

$\S$ En la tradición islámica se dice que, al morir un hombre, dos ángeles se presentan y le preguntan quién es su Señor, cuál es su fe y quién es su profeta. Un severo castigo le espera si no responde adecuadamente. La muerte y el nacimiento son, bajo cierta perspectiva, lo mismo: son símbolos de transformación. Es cierto que toda vida pasa por muchas muertes, pero uno no debe olvidar que se puede morir mal. El fruto de la transformación depende del nuevo propósito, de las creencias que lo sustentan y de la fuente de que provienen. No toda transformación es sabia, y más de un aprendiz de brujo se ha privado de sus dones queriendo volverse dragón y convirtiéndose en sapo. Si se debe buscar la muerte se debe antes aprender a morir.

$\S$ En ajedrez se enseña que todo movimiento debe servir a múltiples propósitos. De modo análogo, en poesía, todo verso debe servir a múltiples sentidos.

$\S$ Un consejo gastado es vivir cada día como el último. Los animales, que no saben que tendrán un último día, viven cada uno como el primero. Esa es una enseñanza mejor.

$\S$ Es curioso que el ajedrez, un arte noble y discreto, sea de naturaleza y origen marcial. En esto se parece a la épica. Homero, apacible y ciego, cuenta las hazañas de griegos y troyanos; el ajedrecista las simula.

$\S$ Toda experiencia corresponde a un hecho universal.