El lenguaje importa y deberíamos aspirar a ser precisos. Los medios de comunicación, occidentales y no occidentales, expresan cierto optimismo con el gobierno provisorio del HTS1, al que se refieren como "grupo rebelde". Reconozco que el término "terrorista" carece de seriedad —si lo usáramos seriamente no quedaría gobierno exento—, pero el HTS satisface toda definición posible del término. Caracterizarlo de "grupo rebelde" es darle un elogio inmerecido.
Keir Starmer, primer ministro inglés, dice que es muy pronto para revocar el status de grupo terrorista del HTS, pero tanto su gobierno como los Estados Unidos y otros aliados occidentales lo están considerando. La postura razonable es precisamente la contraria: es muy tarde para revocar su status de grupo terrorista. Las terribles violaciones de derechos humanos que el grupo cometió en la última década, y siguió cometiendo después de desvincularse de al-Qaeda, son un hecho establecido.
Tal vez siguiendo la línea de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", contentos con el derrocamiento de Al-Assad, los medios enfatizan con entusiasmo conservador que el HTS se ha distanciado de al-Qaeda y mantiene la ley y el orden en Siria. Pero es demasiado pronto para expresar entusiasmo: su historial de violaciones de derechos humanos no inspira ninguna confianza. Los medios, y occidente en general, están siendo terriblemente acríticos: en ningún lado vi una mención más que superficial y eufemística de las atrocidades cometidas por el grupo en todo el territorio que controlaban antes de la caída de al-Assad.
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La única excepción que hallé hasta ahora es Telesur, pero carece de seriedad, porque expresa un alineamiento absolutamente acrítico con Rusia y, por ende, con el régimen de Al-Assad. ↩